La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), a través del Laboratorio Nacional de Protección al Consumidor, realizó un análisis a 39 productos, de los cuales 16 se denominaron quesos americanos y 23 fueron imitaciones de queso americano. Entre los resultados destacan dos marcas de imitación de queso que, además de no ser veraces, confunden en su declaración de proteína y grasa.
El artículo publicado en la Revista del Consumidor, en su edición de enero, sustentó el estudio en la NOM-002-SCFI-2011, NOM-051-SCFI/SSA1-2010, NOM-243-SSA1- 2010, NOM-086-SSA1-1994 y en el “Reglamento de control sanitario de productos y servicios”, para determinar si cumplen con lo establecido en cuanto a la información comercial, aporte nutrimental, contenido de agua, presencia de almidón, contenido de sodio, contenido neto, tipo de grasa y calidad sanitaria.
La Dirección de Investigaciones Químico-Biológicas del Laboratorio aplicó 7,258 pruebas a 13 productos de queso americano, 3 quesos americano reducidos en grasa, 19 imitaciones de queso americano y 4 imitaciones de queso americano blanco o sabor manchego.
La Procuraduría determinó las diferencias entre las muestras de acuerdo con su porcentaje de proteína y grasa, de origen lácteo si es queso o de origen vegetal si es imitación de queso.
Sin embargo, los productos de las marcas Aurrera, Burr, Dutch Farms, Nutri, Lacti Bu, Precissimo y Selecto Brand Americano Blanco, además de estar compuestos por proteína y grasa vegetal, también presentaron grasa de leche pese a tener el etiquetado de imitación de queso.
Por otro lado, Dutch Farms y Lima incumplieron con la NOM-051-SCFI/SSA1: “Especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados”, al declarar un mayor porcentaje de grasa y proteína de la que en realidad contenían. Asimismo, la primera incumple por no presentar número de lote impreso y la segunda no informa sobre el contenido energético por envase.
Con el objetivo de orientar la toma de decisión de compra, la Profeco recomienda leer el etiquetado de los artículos, tomar en cuenta la declaración de los ingredientes, comparar precios, mantenerlos en refrigeración una vez adquiridos y, no menos importante, elegir sabiamente para cuidar de la alimentación.