San Luis Potosí, un tablero de ajedrez donde Ricardo Gallardo mueve las piezas para mantener el poder más allá de su sexenio. La sombra del nepotismo se alarga, y el 4 de mayo, Morena podría dar jaque mate a sus ambiciones dinásticas.
La senadora Ruth González, esposa de Gallardo, es proyectada como heredera y con ello colocada en el epicentro de un debate que trasciende lo local. ¿Es la política un legado familiar o un servicio público? La ciudadanía, que no es ingenua, exige respuestas.
Gallardo, acostumbrado a jugar al filo de la navaja, se enfrenta a un aliado que, al menos en teoría, defiende la igualdad de oportunidades. Luisa María Alcalde Luján, la presidenta nacional de Morena ha realizado anuncios importantes relacionados con la reunión del Consejo Nacional de Morena programada para el 4 de mayo.
Uno de los temas centrales de la reunión será la propuesta de una reforma a los estatutos del partido para prohibir explícitamente el nepotismo a partir de las elecciones de 2027.
De aprobarse esta medida, con reglas claras y congruentes, significa para Gallardo que una nueva alianza electoral para 2027 no será posible. Alcalde ha enfatizado la importancia de mantener la congruencia y la ética política dentro del partido y esto se relaciona directamente con la intención de evitar que familiares de gobernadores en funciones los sucedan en el cargo.
El futuro de San Luis Potosí, Zacatecas y Guerrero, los tres estados gobernados con clara aspiración de patrimonio familiar, pende de un entramado que puede dejar claro si la posición antinepotista de la presidenta Sheinbaum sale victoriosa en su propio partido, o es cañoneada de nuevo por emisarios del pasado obradorista como Félix Salgado Macedonio, Adán Augusto López y el veleidoso Manuel Velasco.
Ricardo Gallardo intenta tejer una red que asegure la continuidad de su poder. La paradoja es evidente para Morena: un movimiento que prometió desterrar las viejas prácticas políticas se ve ahora tentado a replicarlas. La votación del 4 de mayo no solo definirá el destino de SLP, sino la credibilidad de Morena. ¿Prevalecerá la ambición personal o se impondrá la ética pública? La respuesta, como siempre, está en los laberintos del poder, en las alianzas secretas y en la capacidad de Gallardo para navegar, sobre lo que sea que flote, las aguas turbulentas de la política mexicana.