Texto y fotos: Nataly Cárdenas
Tres voces capaces de erizar la piel, guiadas por el hijo de uno de los más prolíficos compositores mexicanos, regalaron una noche inolvidable a las y los potosinos durante el concierto inaugural del IV Festival “San Luis en Primavera”.
Fernando de la Mora, Eugenia León, Ramón Vargas y José Cantoral se presentaron en la Plaza de Fundadores para recordar a Roberto Cantoral, y qué mejor manera de homenajearlo que con la interpretación de sus inolvidables temas.
Para calentar los ánimos, antes de que cayera la noche, las presentaciones de danzas tradicionales de Corea del Sur, país invitado del festival, se llevaron los aplausos del público. A los bailarines el escenario les quedó chico, pero eso no los detuvo: bajaron y compartieron su arte justo frente a la gente.
Después aparecieron KL Joon al piano y Claudia Kota al micrófono, quienes sumaron su talento al de Horacio Franco, uno de los mejores flautistas del país, para presentar un ensamble musical en el que se fusionaron las culturas coreana y mexicana, con temas como “La llorona” y “Cielito lindo”.
Tras la ceremonia inaugural en la que las autoridades municipales recordaron al director de Cultura, Daniel García Álvarez de la Llera, fallecido el año pasado, al escenario subió la Orquesta Filarmónica del Desierto, dirigida por Natanael Espinoza.
Un video con la biografía de Roberto Cantoral dio paso a la obertura con la que inició el concierto. La emoción del público se dejó sentir cuando Fundadores retumbó con fragmentos musicales de canciones como “Al final” y “El triste”, que sirvieron como anuncio de que un gran concierto se aproximaba.
Con breves reseñas, José Cantoral presentó a cada uno de los talentos, quienes en esa primera parte del espectáculo interpretaron temas de manera individual.
Fernando de la Mora abrió el homenaje con el tema “Chamaca”, seguido de Eugenia León con “Me odio”, y luego Ramón Vargas con “Noche, no te vayas”. Luego, los tres unieron sus voces para hacer vibrar a las y los potosinos con excepcionales interpretaciones de “Regálame esta noche” y “Reloj”.
“Qué mal amada estás”, “Yo lo comprendo”, “El crucifijo de piedra” y “El preso número 9” fueron también parte del repertorio. Muchos en el público cantaban bajito, otros las gritaban, pero estaban felices, perdidos en cada letra.
José Cantoral, quien todo el tiempo acompañó en el piano a los intérpretes, se dio tiempo para presentar ante el público reunido en el Centro Histórico el tema “Media vida”, que le compuso a su padre 10 años antes de que éste falleciera, en 2010.
Después llegaron las canciones de protesta que Roberto Cantoral presentó en el Festival OTI: “Yo no voy a la guerra” y “El Quijote”, las cuales interpretó Fernando de la Mora. Aunque fueron escritas hace años, dicen mucho aun hoy, con esa fuerza que tienen las canciones que no pierden sentido con el tiempo.
Eugenia León interpretó “Soy lo prohibido” que, en palabras de José Cantoral, es una de las canciones más “mañosonas” escritas por Roberto Cantoral.
En una de sus intervenciones, José Cantoral relató que cuando su padre escribió una canción para que Emmanuel participara en el Festival OTI, se la mostró a Itatí Zucchi, su esposa, quien le dijo que la letra no tenía fuerza y que mejor les avisara a los organizadores que no se le había ocurrido ningún tema. Roberto Cantoral escuchó aquella crítica pero decidió no hacerle mucho caso y emprendió un viaje con su hijo. Ya en carretera, hizo una pausa y decidió añadir a esa composición la frase: “Donde estés, solo te pido que no vayas a olvidar que por amarte como un cristo me quedé con los brazos abiertos: Al final”.
Y fue así como Ramón Vargas subió al escenario para emocionar hasta las lágrimas a muchos de los presentes, con una potente interpretación de “Al final” uno de los más grandes éxitos de Roberto Cantoral.
Pero como ese momento no fue suficiente, De la Mora, León y Vargas, junto con la Filarmónica del Desierto, hicieron estallar el entusiasmo con la presentación de “El triste”, el tema que inmortalizó José José gracias al azar y que los organizadores del Festival OTI intentaron frenar porque Roberto Cantoral no pertenecía en ese entonces a la Sociedad de Autores y Compositores de México.
Luego de recibir las estatuillas que el Ayuntamiento de San Luis Potosí les otorgó, los artistas interpretaron una última canción. “La barca” tuvo que partir, no así los recuerdos y la nostalgia que las y los potosinos revivieron en una gran noche.