Nataly Cárdenas
“Cuando los periodistas son silenciados, la comunidad también queda en silencio e inerme frente a actores políticos y criminales”, afirmó en su visita a San Luis Potosí la escritora e investigadora mexicana Celia del Palacio Montiel.
Durante una conferencia que impartió en la Facultad de Ciencias de la Comunicación (FCC) de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), la doctora en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) habló de su más reciente libro: “Periodismo de frontera en América Latina”, un trabajo colaborativo con periodistas como Antonio Mundaca y Pedro Matías.
Entre los temas analizados en su investigación, Del Palacio Montiel mencionó las desigualdades que condicionan los distintos tipos de violencia contra periodistas de frontera, a quienes conceptualiza como todos aquellos que ejercen su trabajo desde márgenes no sólo físicos o políticos, sino también económicos, culturales y tecnológicos.
Recalcó que existen temas que vuelven más vulnerables a los periodistas, entre ellos la cobertura de nota roja y de noticias locales e hiperlocales. Asimismo, mencionó que las zonas de riesgo para ejercer el periodismo en México ya no pueden delimitarse por estados, sino por regiones determinadas por el tipo de gobernanza criminal.
La investigadora también sobre la violencia directa, estructural y simbólica contra los periodistas, y presentó fotografías de Félix Márquez, con quien colaboró en su investigación; en dichas imágenes se evidencian los vestigios de aquellos periodistas que han sido asesinados, destacando megáfonos, cámaras, mochilas, playeras que ellos mismos hacían y hasta un periódico hecho a mano.
Celia del Palacio subrayó que los periodistas han demostrado ser más que víctimas, son actores con capacidad de agencia que han desarrollado formas de resistencia en contextos marcados por la violencia y la desigualdad, en donde sus prácticas culturales y formas de adaptación son distintas a las del resto.
Advirtió que el periodismo de frontera es también de resistencia y el gobierno les debe a los periodistas el funcionamiento efectivo de sus mecanismos de protección.