Morena, el partido, se queda solo con el compromiso de no seguir el juego a los nepotistas del 2027.
La Cámara de Diputados votó sin requiebros la reforma condicionada por el Senado a la presidenta Sheinbaum: los senadores con familiares gobernantes podrán presentarse a sucederles en la próxima elección. La salvedad es por Morena, cuya dirigencia hizo un pronunciamiento público de aplicar la reforma de la jefa del Ejecutivo a partir de 2027, si es que sus nepotistas, que son legión, no salen con la bravata de “mis partidarios mandan” y la intención presidencial acabe en clamor del desierto.
La esposa del gobernador Ricardo Gallardo, senadora y proyecto de su marido, reforzará presencia como ya anuncian sus eventos, mariachi incluido. Ella es el proyecto. Una sucesión cantada. A ver cómo le va con el foco y el desgaste en esa condición ya al parecer indiscutible. El “pueblo” potosino no se limita a los porristas del Verde con globos y pancartas que van a todos los mítines donde los convocan. El “pueblo” potosino no cabe en una flotilla de camiones ni se conforma con despensas y “apoyos”. Y si Morena cumple su posicionamiento antinepotista y no secunda la candidatura de Ruth González como “aliada”, entonces la señora de Gallardo tiene mucho trabajo de proselitismo por delante.
De manera anticipada queda también promover un cambio en los legislativos. Que tengamos “representantes” votando por el nepotismo selectivo es una muestra más, y de gran peso, que solo se representan a sí mismos y los intereses de quienes los pusieron ahí. Los nombres son y serán los mismos de siempre en toda la mugre que voten por lo que les falta de gozar la curul. La reelección aplazada al 2030 les permite buscar otro período y ahí estarán, en el 2027, prometiendo y pidiendo que les voten para seguir chanchando alegremente en la Cámara. PRI, PAN, Verde, lo que sea. Son lo mismo.
