Nadie olvide que antes de ser el jefe del Partido Verde en San Luis, Ricardo Gallardo Cardona y su padre, Ricardo Gallardo Juárez, hicieron de la divisa amarilla del PRD marca de sus dominios.
Gallardo padre, en su etapa de alcalde capitalino, pintó de amarillo cuanto elemento urbano se le dio la gana. Solo los vecinos de Las Lomas le plantaron cara y lo que sus operarios pintaron de amarillo por la mañana, por la tarde lo repintaron del blanco original: nada menos el murete que marca en Cordillera Himalaya la urbanización que se identifica como Las Lomas. Gallardo el viejo tuvo que tragarse como hostia de plomo la respuesta de los residentes de Lomas.
Con gran sentido de oportunidad, los Gallardo desecaron las prerrogativas del PRD y compraron la franquicia del PVEM, más afín al presidente López Obrador. Y desde entonces, todo verdea, con razón o sin ella.
Que el Partido Verde Ecologista de México tiene una agenda ecológica es una suposición digna de tanto crédito como un billete de dieciocho pesos. Vean si no: Soledad, el origen político de los Gallardo y su bastión político, no tiene ni siquiera un servicio de recolección y disposición de basura con una pátina de decencia.
Tantas administraciones municipales al hilo como llevan los Gallardo en ese municipio y el basural, un cerro infame y visible desde la vialidad, convive con vecinos de zonas habitacionales. Prometieron “remediar”, ante protestas de los vecinos, y tal remediación es solo el aplanado a máquina de la basura, con capas de material. No hay estudio ambiental que diga cómo van a evitar los lixiviados a los mantos acuíferos.
La recolección de basura es otro problema: ni camiones en buen estado tienen. Carretones jalados por equinos maltratados cubren el servicio. La basura es un tema municipal básico, pero a las administraciones de los Gallardo se les ha ido el tiempo en bailongos, conciertos y pachangas. No reditúa políticamente para ellos dotar al municipio de un relleno sanitario con las especificaciones ambientales de norma. En materia de servicios municipales, Soledad sigue tan atrasada como siempre.
De lo que menos entienden estos señores es de ecología. Por eso la reacción simplona, alterada y pobre del gobernador porque el abogado ambientalista Luis González Lozano consiguió un amparo para detener sus anunciadas obras en el parque de Morales. Toda mejora de espacios públicos de convivencia, sobre todo si son queridos y valorados por la población como ese parque, son bienvenidas, siempre y cuando se hagan bien. La última mejora que se le hizo a ese parque fue una cosa cosmética en tiempos de Fernando Silva, con unas palapas horrendas de concreto con apariencia de escupideras volcadas.
El problema del gobernador es que no entiende, y sus colaboradores menos, que de acuerdo con la normatividad ambiental vigente, debió presentar un estudio de la situación de la flora y fauna, su plan de acción y la manera como se evitará que las aves residentes y otras especies resulten perjudicadas. Por eso el amparo: la autoridad quiere que presente un proyecto como debe de ser, pero el gobernador sólo piensa en sus parrillas freidoras enormes, o lo que sea que signifiquen sus “estructuras sello”, así como pavimentos y banquitas.
De qué le sirve tanto Verde si no se ve por ninguna parte que algo entienda de lo más básico en materia ambiental.
