Tronó dónde y cómo cabía que tronara.
A sillazos, morenistas y seguidores del partido Verde de Ricardo Gallardo Cardona sacaron todo lo que la campaña maquinal, convenenciera y distante del partido oficial ha querido aplanar en nombre de la victoria de Claudia Sheinbaum.
Hay antes que esta zacapela en una plaza de la colonia El Polvorín otros desencuentros entre morenistas y gallardistas, en la Huasteca, pero esta suena más relevante y comprensible por el territorio que no pudieron compartir en paz: Soledad de Graciano Sánchez, dominio de gallardistas desde hace tres lustros o más.
Se supone incluso que ante el manifiesto encono decidieron ir separados Morena y el Verde por la alcaldía soledense. Por lo menos en aras de la unidad, no resultó. El candidato a la alcaldía de Soledad por el Verde, un tipo sin carisma, es un valioso operador de negocios y construcción para el gallardismo. Y el candidato de Morena fue ganando con su candidato palmo a palmo terreno hasta generar enojo en los verdes.
Soledad no solo es origen político del gallardismo, es el espacio-bolsa para acomodos y reciclajes del gallardismo. Pista de emergencia y dominio cerrado. Si el candidato de Morena, Juan Carlos Velázquez, ganara Soledad, sería una tragedia para el gallardismo verde, no para cuestiones de espacio político de patio, , el efecto es más allá: perderían su origen político y centro de operaciones.
En la Huasteca la inquina entre los dos está alta también. Caciques de algunos municipios, bajo el sello de Morena, son más capaces de apoyar a candidatos de Fuerza y Corazón por San Luis que a los del Verde. La gran alianza Verde-Morena es artificiosa, de pura necedad.
Si esos son los que gobiernan en dos niveles San Luis, poco cabe esperar de los otros.