La propaganda oficial que anuncia un Hospital Central equipado, abastecido de medicamentos y materiales, puesto para un servicio de primera a un segmento de población sin seguridad social, se desmorona cuando los residentes médicos protestan por las carencias de todo, hasta lo más básico, para atender a los pacientes, así como las malas condiciones de trabajo para estos jóvenes profesionistas en proceso de especialización.
Nada más apartado de la realidad. El hospital que ha sido campo de preparación clínica de generaciones y generaciones de médicos, de especialistas para todo el país, hoy se encuentra en una situación de carencia que sólo la vocación de servicio del personal lleva a sortear.
Se dijo que la federalización sería el remedio a todos los males materiales y de capacidad de servicio. Resultó peor. El gobierno que ha prometido una y otra vez servicios médicos al nivel de países en la primera línea de la seguridad social, no ha sido siquiera para atender con puntualidad básica el abasto de medicamentos e insumos hospitalarios básicos a la institución.
Se da la ocasión de cuando en cuando que a nuestros gobiernos les gusta adornarse con la entrega de algún mobiliario, grabar el clip y hacerse la foto anunciando equipamiento total. Han mentido una y otra vez. Al nuevo edifcio le faltan pisos enteros de mobiliario y equipo, no se diga materiales y medicina.
El colmo del ridículo fue montar una visita presidencial “de inspección”, sólo para que el mandatario se encerrara en un espacio a hacer política, sin pasar siquiera por el área de servicios médicos ni viera a los usuarios por lo menos para dar más dosis digitales de su atole sexenal favorito en materia de salud: servicios médicos públicos al nivel de Dinamarca o Canadá. En esa publicitada ocasión, al director del hospital ni lo invitaron por lo menos al protocolar saludo de bienvenida al jefe de la nación.
Ante un panorama así de sombrío para un espacio de formación para especialistas médicos, la Facultad de Medicina de la UASLP ejecuta de un tiempo acá una estrategia académica de expansión a otros hospitales públicos. Lo hace de manera responsable, discreta y bien cimentada. Y los hospitales receptores, de Salud y del IMSS, la han recibido con interés y agrado por lo que esta apertura formativa de especialidades médicas trae para sus servicios.
Que los jóvenes médicos en formación levanten la voz por las pésimas condiciones en las que deben cumplir su trabajo en el Central debe atenderse más allá de volver a la cantaleta de prometer hospitales daneses, más atole con el dedo y el montaje mediático de colar la entrega de dos camas, cuatro sillas y una máquina de diálisis como el equipamiento total, suficiente y de altísima calidad a nuestro querido y abandonado hospital.
No hay truco ni grilla. Si los jóvenes residentes paran como advirtieron, no será por otra razón que la incompetencia de las autoridades responsables de entregar a tiempo sus compensaciones de ley, los insumos básicos para trabajar y los espacios de descanso digno, alimentación adecuada y atención que es su responsabilidad proveer.
Dinamarca para los usuarios del Hospital Central ha sido hasta ahora pura promesa incumplida.