
La Universidad es una institución que de naturaleza no se ha permitido estacionarse en el tiempo. Los únicos que no lo saben son los que nunca han puesto un pie en ella. Tampoco los que pasaron por sus aulas en los tiempos del porrismo violento e hicieron de la corta política estudiantil su plan de estudios personal.
No saben que la Universidad de hoy no es la de su generación los viejos líderes o pseudolíderes estudiantiles labiosos y verborreicos. La Universidad es generosa y del mismo modo que ha recibido y recibe a jóvenes talentosos, comprometidos, con un proyecto de vida profesional claro, con ánimo de crecimiento, ha tenido a estos personajes en su alumnado. Mienten estos tipos cuando dicen que la Universidad ha sido excluyente y la mejor prueba son ellos.
Los años pasaron y estos tipos se estacionaron en los años y las artes de la grilla universitaria, en la verborrea de lidercetes y en el toma y daca de otros tiempos. A algunos les ha ido muy bien vendiendo miedo, verborrea y simulación. Hasta cargos directivos en la Universidad alcanzaron y luego traicionaron a quien los puso en ellos.
A otros les fue todavía mejor con sus artes porriles aplicadas en el mundo exterior a la Universidad, extorsionando, vituperando, grillando, manipulando a los ambiciosos con poco seso, enredando a lo ingenuos, asustando a los medrosos e impresionando a los tontejos.
Como defraudadores que venden varias veces un mismo terreno, consiguen adeptos y financiadores prometiendo sueños guajiros de “controlar la Universidad”, conseguir “posiciones políticas” en ella, hacer de los estudiantes “un activo político” y, el más ambicioso, colocar a un rector pelele, medroso o tan porro como ellos.
Los financiadores de este tipo de proyectos caen como clientes frecuentes por ambiciosos o por su total desconocimiento de la Universidad. Mercado para lo que hacen estos porros macilentos no les falta ni les faltará.
Cada tiempo electoral en la UASLP aparecen para “controlar” elecciones de consejeros estudiantiles y a veces también las de maestros. Se consiguen candidatos, los impulsan y si llegan, éstos se convierten en sus “activos”, los manipulan y les venden rollo. Y a su vez les venden “proyectos” a sus financiadores externos y les dicen: “Tenemos tantos consejeros en el CDU”.
Ya con consejeros como “mercancía”, se aparecen en las elecciones de rector y de directores para poner precio, presionar, subir “el valor” de los votos que controlan y el de los integrantes del Consejo Directivo a los que manipulan. Por más que hacen gastar a sus padrinos, políticos o aspirantes a ello, nunca logran las mayorías que prometen y entonces recurren al golpeteo en pasquines y las campañas en periódicos de poco tiraje y mucho escándalo. Mienten, retuercen, escupen, ladran, echan espuma por la boca y amenazan.
Y ahí otra vez el rollo, sin datos concretos que lo soporten, tampoco argumentos, para decir que la Universidad es excluyente, huy sí, tan excluyente que les dio la oportunidad a ellos de ser alumnos y hasta funcionarios.
Gritan que la Universidad vivió tiempos mejores, como cuando en la efervescencia de la grilla mataron a un líder estudiantil y secuestraron y saquearon la Universidad. Quieren que a la Universidad regresen los tiempos de cuando a los porros se les temía por violentos y escandalosos. Piden que vuelvan los tiempos cuando de nada tomaban instalaciones y se metían en bola a robar en los Oxxos.
Se desgarran las vestiduras gritando sin fundamento que la Universidad no tiene calidad y que “tiene bajísimo nivel”, enojados porque sus familiares o sus “recomendados” (como en sus tiempos) … no pasan el examen de admisión. Es más, ni ellos pasarían ahora un examen de admisión en las facultades en las que estuvieron.
Lo más risible es que en su desesperación acusan, sin pruebas o con datos retorcidos, a la autoridad universitaria de “corrupta” y de “malos manejos”… porque no les concedió el negocio que pretendían, no les dio la “plaza” o las “plazas” que buscaban para amigos y familiares, o ni siquiera consideró untarles la mano generosamente para que dejaran de ladrar.
Todavía más ridículo que acusen de “tibio” e “ingenuo” al rector porque no se deja asustar con sus baladronadas, no les compra su basura y educadamente los evita como a la disentería.
Rucos, obsoletos, en la jubilación o cercanos a ella, pasaron por la Universidad que generosamente los acogió y no la entendieron. Se venden como “expertos” y de la manera más burda y execrable, no con el tacto fino de un experto, golpean desde afuera de la institución, con intereses externos, para conseguir qué ésta se rinda.
De poco les sirvió su embestida de varios meses en pasquines y prensa amarilla, apadrinados por funcionarios estatales y ex directivos universitarios. El Consejo Directivo Universitario decidió la permanencia del rector Zermeño, con más votos incluso que en la elección de hace cuatro años, y dejó claro que no quiere manos externas decidiendo sobre la Universidad.
Si el ardor no cede y la derrota les escuece más, consigan Furacine o Vitacilina, no vaya a ser que se les infecte y apeste a carne muerta.