Kasia y Jaime recorren desde hace años la planicie de los desiertos de San Luis Potosí y Zacatecas, incluida una buena parte de la reserva Wirikuta, a paso de caballo. Van en busca de público infantil para su espectáculo de títeres e historias en las rancherías más apartadas. Su lugar de referencia es la presa de Santa Gertrudis en el municipio de Charcas.
Katarzyna (Kasia) llegó de Polonia y Jaime de España. Se conocieron y enamoraron. Primero caminaron los áridos caminos hasta el siguiente poblado. Luego ellos mismos armaron un carretón impulsado por caballos que se convirtió en teatro, casa y transporte. La troupe creció y cumplieron su sueño: la vida en libertad y la caza de niños y rancheros que escuchan sus increíbles historias.
El documentalista Jorge Prior supo de ellos por una nota en un periódico y se puso a buscarlos.
“Me interesa hacer una película lúdica de lo real que, en este caso, es lo maravilloso. Viven, además, a la mitad de lo que míticamente se ha dicho es una región de violencia y salvaje, pero nada mas alejado que ese pensamiento. Es otro México, el país mágico, amado, ciertamente pobre, pero increíblemente vivo y esperanzador. El trabajo que ellos hacen es fascinante, nadie más lo hace, ni el gobierno, ni las entidades culturales, es simplemente la asunción y compromiso de ellos mismos con lo que son. Son personajes honrados, enteros y entregados a lo que saben hacer. Hacer reír y disfrutar a los demás, y en este caso a los más alejados y abandonados. Este documental es un compromiso disfrutable”, señala Prior.
El largometraje documental “El carretón del desierto se exhibe en cinetecas de la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.